Mi cuñado tenía un nuevo propósito de año nuevo: quería ser fotógrafo. Como tenía éxito en el Instagram con sus fotos de comida y de aparcamientos vacíos se planteó la posibilidad de comprarse una cámara nueva. Vino a pedirme consejo y fue entonces cuando se lió la gorda.
Cuñao, le dije yo, en esto de la fotografía hay un camino que se bifurca y que nunca más vuelve a unirse. La primera decisión no es sobre la cámara que quieres comprarte, sino en cuál de los dos universos quieres habitar, puesto que son paralelos y nunca se tocan.
Hay un universo, al que podemos llamar universo pirotécnico, en el que habitan todos los amantes de la técnica fotográfica y de la tecnología. Aman a sus cámaras, sus objetivos, sus flashes, sus accesorios y sus foros de Internet por encima de todas las cosas. En él siempre tendrás la sensación de que tu cámara ya se ha quedado anticuada, que tu objetivo nunca abre lo suficiente, que el zoom nunca acerca lo que querrías, que el filtro de densidad neutra podría ser más neutral. Es posible que acabes empeñando los ahorros de tus hijos con el fin de no dar mala impresión en las quedadas fotográficas. Porque una cosa has de saber, en ese mundo se fotografía a menudo en grupo, en manada se podría decir, una pugna por ver quién se tira al suelo en la postura más difícil con el fin de tener el encuadre más artificioso posible. Por cierto, otra cosa para la que tendrás que ahorrar es para el viaje de rigor a Islandia. Es inconcebible no haber gastado 10 tarjetas de memoria en Islandia o no haber fotografiado playas del norte de España al amanecer, serías un don nadie. Guarda también algo de pasta para los talleres de iluminación con modelos.
Y luego la fotos hay que subirlas corriendo al Flickr o al 500px, para que todo el mundo pueda decirte que eres la releche. Hay que reconocer que se apoyan mucho entre sí, casi cualquier foto que eches te dirán que es “genial”, “estupenda”, “bonitos colores”, “fenomenal blanco y negro” y te lloverán los favoritos. Verás que todas sus fotos se parecen mucho entre sí, pero eso es una ventaja, así no tienes que ir mirándolas todas: vista una, vistas mil.
En este universo no importa mucho saber quiénes son los grandes maestros de la historia de la fotografía, porque esa gente disparaba con carretes y la mayoría de las fotos están desenfocadas, borrosas o incluso tienen mucho ruido, con lo fácil que es quitarlo con algún plugin del fotochó.
Ojo, que por otro lado puedes optar por el universo trascendental, la creación en su máxima expresión, una forma de relatar mediante imágenes que sólo puede salir de lo más profundo de tu cerebro creativo, que se escapa a las reflexiones de la razón. Los habitantes de este universo nunca hablan de la técnica, es un tema completamente tabú, ni se te ocurra preguntar cómo hicieron una foto, qué objetivo usaron o si le han aplicado posprocesado, porque te mirarán con los ojos inyectados en sangre. Son personas muy atormentadas, que deben acudir al psicólogo continuamente cada vez que inician un nuevo proyecto fotográfico porque se derrumban.
Sí, sí, he dicho proyecto fotográfico. Aquí no vale eso de que te salga una foto tremenda de un bosque otoñal, eso no tiene ningún valor si no está encuadrado dentro de una reflexión más profunda de entidad superior a la que se le llame proyecto. Un proyecto no es una serie de fotos, cuidado. Un proyecto es un posicionamiento ante la vida, una apertura de espíritu, un viaje sin billetes ni maletas. Una búsqueda interior en el que lo de menos son las fotos, lo importante es que todo el mundo sepa que tú eres el ombligo del universo trascendental y punto. Otra cosa, por cierto. Aquí nada de ir a fotografiar en grupo, aquí debes perderte a tu aíre, conocer a gente que parezca muy interesante para luego poder contar anécdotas en los talleres y asegurarte de que nadie sepa dónde has hecho esa foto desenfocada, no vaya a ser que vaya otro y la desenfoque mejor.
Porque aquí lo que funcionan bien son las fotos incomprensibles, mucho mejor que las perfectamente nítidas, enfocadas y encuadradas. Si no quieres que te pongan de vuelta y media en los visionados de porfolios debes hacer fotos rarísimas, ya que nunca reconocerán que no entienden tus fotos, sino que son potentes y “que tienen múltiples niveles de interpretación”, “que son lecturas abiertas”, “poesía visual”, etc. El caso es que te las des de enigmático, que es apuesta segura.
Podría pensarse que este universo es más económico que el otro, que sus habitantes son más espartanos, pero aquí hay que hincharse a comprar fotolibros, cuanto más estrafalarios mejor. Ah! y el que no se va a la India, al sudeste asiático o a Oriente Medio lo lleva claro. Eso sí, recuerda lo que he dicho antes, como sepan que la foto la has hecho en alguno de esos sitios la has fastidiado, la India nunca puede parecer la India. Y tienes que irte solo, sin hoteles, con mochila, sin tarjetas… recuerda, el viaje es interior, a lo más profundo de tu alma, al menos eso es lo que te contarán en los innumerables talleres que tienes que hacer para pulir tu visión personal y para que el calibre de tus dudas no pare de aumentar. Ya te lo dije, te vas a gastar un pastón en psicólogos y en…
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Yo iba a seguir contándole más cosas, porque mi intención era aconsejarle bien y tenía más información que darle. Sin embargo, se me puso blanco como la pared y me dijo que se iba, que se había dejado el horno puesto en casa. El otro día me crucé con él en casa de mis padres. Finalmente se ha comprado una Play Station.
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